Sobre la vida consagrada

Vida consagrada: vida totalmente ofrecida a Dios en respuesta a su llamada de amor, mediante la vivencia radical del propio bautismo por la profesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia en un estado estable de vida reconocido por la Iglesia.

Vida religiosa

Los religiosos y religiosas están llamados a consagrarse mediante la profesión pública y permanente de los consejos evangélicos, a participar en la vida comunitaria estable y en la oración, y a ser testigos de la unión esponsal de Cristo con la Iglesia. “Así, la Iglesia puede a la vez manifestar a Cristo y reconocerse esposa del Salvador”. (Catecismo, 925-927)

Las Órdenes Religiosas Apostólicas incluyen a todos los sacerdotes religiosos, hermanos religiosos y hermanas religiosas cuyas vidas dan testimonio del trabajo apostólico y misionero de la Iglesia a través de sus vidas comunitarias de oración y servicio particulares a los carismas de su orden. Las Órdenes Monásticas y las Órdenes Contemplativas de Clausura incluyen a todos los monjes y monjas, cuya vida comunitaria oculta de oración y penitencia contribuye a la fecundidad apostólica de la misión de la Iglesia.

Institutos Seculares

Los hombres y mujeres de los institutos seculares están llamados a consagrar su vida mediante la profesión de los consejos evangélicos y a fomentar entre sus miembros una comunión y fraternidad adecuadas a su particular estado secular. Participan en la misión evangelizadora de la Iglesia, ya que sus vidas dan testimonio de que “los fieles cristianos viven en el mundo, se esfuerzan por alcanzar la perfección de la caridad y trabajan por la santificación del mundo, especialmente desde…., donde su presencia actúa como fermento en el mundo”. (Catecismo, 929)

Vírgenes consagradas

Una Virgen Consagrada es una mujer llamada a la vida de virginidad perpetua consagrada al Señor por el obispo diocesano local. Por su desposorio místico con Cristo, es imagen viva de la Esposa, la Iglesia, y participa en su misión redentora en el mundo ofreciendo la oración, la penitencia, el servicio caritativo y las actividades apostólicas según sus capacidades y dones. Vive sola en el mundo, pero puede asociarse con otras vírgenes consagradas (Catecismo, 921-923).

Vida eremítica

Los eremitas son hombres y mujeres llamados a separarse del mundo, dedicar su vida a la oración, la penitencia y el silencio para gloria de Dios, servicio de la Iglesia y salvación de los demás. Sus vidas son un testimonio radical de “intimidad personal con Cristo”, pues renuncian a todo para seguir sólo a Cristo. “Es una llamada particular a encontrar en el desierto, en la espesura de la batalla espiritual, la gloria del Crucificado”. (Catecismo, 921)

Sociedades de Vida Apostólica

Los hombres y mujeres de las sociedades de vida apostólica están llamados, principalmente sin hacer votos religiosos (aunque algunos sí los hacen), a seguir el modo de vida y la misión apostólica de su sociedad particular. Sus vidas son testimonio de la comunión de la Iglesia, ya que viven como “hermanos o hermanas en común según un modo particular de vida, se esfuerzan por la perfección de la caridad mediante la observancia de las constituciones.” (Catecismo, 930)